La cultura organizativa, para las empresas, es lo que la personalidad para el ser humano, y ambas quedan definidas por todas y cada una de las personas con las que nos cruzamos en el camino y que, a menudo, suponen un antes y un después en nuestras vidas. Y en el caso de nuestros compañeros y compañeras, no iba a ser distinto.
La crisis provocada por el COVID obligó, casi de la noche a la mañana, a poner tierra de por medio entre todos nosotros, alejándonos de aquellos amigos, compañeros y familia que formaban parte de nuestro día a día. El tele-trabajo nos permitió seguir adelante, haciendo frente a este reto sin precedentes, y superando los obstáculos que surgían a nuestro paso. Sin embargo, fue el compromiso mutuo de, no solo mantener, sino mejorar la calidad de nuestro trabajo, lo que convirtió la distancia en un rival mucho menos peligroso de lo que asemejaba ser meses atrás.
Por otro lado, sería ilógico pensar que, durante este tiempo, nada ha cambiado. Los rostros que caracterizaban nuestras jornadas, ya no se sentían tan humanos a través de las pantallas. Los saludos y los abrazos de cada mañana, se volvieron imposibles e inexistentes. Y los desayunos de cada viernes, parecían cosa de un pasado lejano… pero, como de costumbre, no íbamos a permitir que esto siguiera así.
Nos pusimos manos a la obra y lanzamos la iniciativa, #HoyDesayunamosJuntosEnZerolynx, a través de la cual hicimos llegar, a cada uno de nuestros trabajadores, un pequeño desayuno con el que, a pesar de estar tan lejos, hacernos sentir un poco más cerca los unos de los otros. Y por el feedback recibido, parece ser que lo hemos conseguido. Además, aprovechamos la ocasión para celebrar que... ¡tenemos nueva felina en el equipo! Adoptada, por supuesto.
Por último, y no menos importante, nos gustaría aprovechar para agradecer públicamente a nuestros linces el compromiso, la dedicación y el trabajo duro demostrado durante todo este tiempo, y recordarles una vez más que, sin ellos, no seríamos nada.
¡MUCHAS GRACIAS!